Por centrarnos un poquito, el IES de SENOLAF donde trabajo está ubicado en la comunidad Valenciana. Sí, en esa que se niega a someterse al informe PISA para no evidenciar la calidad de la enseñanza y eclipsar con sus resultados a otras comunidades (en un claro ejercicio de consideración).
A estas alturas no es ningún secreto reconocer ciertas carencias en la formación de nuestros jóvenes. (SPOILER: en el ranking de países europeos estamos en la misma posición que conseguimos en el último Festival de Eurovisión. Vamos que lo "bailao" hasta ahora han sido los recortes de la clase política, maestros en esto de esquivar al toro en vez de cogerlo por los cuernos con las manos del consenso. Fin del SPOILER)-.
El caso es que para mejorar, además de necesitar un milagro y la dimisión de algún dirigente político empeñado en que todo va bien y no hay tal crisis en el sistema educativo (tal vez contagiado por el optimismo del actual presidente del gobierno -¿aún sigue ahí?-), será necesaria una verdadera inyección de euros en los mismos cimientos de la sociedad española: su EDUCACIÓN. La solución no puede venir por ampliar el horario del "sálvame" y a dejar en manos de la providencia la educación de las nuevas generaciones, arrodilladas y rendidas a la atracción catódica del "portal de Belén". Me refiero a la IMPERIOSA NECESIDAD de convertir a nuestra sociedad en un colectivo crítico, exigente con los demás y consigo mismo, capaz de afrontar con éxito los cambios que sean necesarios para mejorar la competitividad. Y creo que la solución ha de venir desde los cimientos, no desde la TDT.
Pero la educación en este país parece cosa de relleno más que producto de primera necesidad.La aplicación de las sucesivas Leyes orgánicas de educación adolecen siempre de lo mismo, de la falta de recursos.
Los recortes en educación en los últimos años, especialmente en esta Comunidad, rondan el superan el 60%. Además, claro, los sueldos de los funcionarios se han visto recortados porque la sociedad cree que en efecto lo merecemos -no os engañéis, a ojos de una gran mayoría somos esos cabrones que tienen trabajo fijo y vacaciones santillana-.
Ahora parece que los recortes en los salarios se van a incrementar un 8%. Y parece que también reduciremos el tiempo de vacaciones que nunca merecimos. Y los compañeros interinos van a sufrir en sus carnes la realidad de que haber trabajado 20 años para la administración, dando tumbos alejados de sus familias, a lo peor, en un momento de crisis como éste, no les sirva de nada más que para enviarles a la calle. Con lo que el resto de los afortunados que queden deberá asumir un aumento de la carga horaria y del número de
Así es que, ya que somos unos privilegiados -en muchos sentidos lo somos, pero oiga, nadie ha regalado nada- os invito a mirar de cerca la nómina. No tanto para comprobar los recortes, presentes y futuros, o la inexistencia de la misma, de esos pobres compañeros que quizás no trabajen el año próximo, sino para que aquellos que sí la reciban, adviertan la inminente aparición del cobro de un pequeño "regalo" de la administración: 0´60 euros, en concepto de tubo de lubricante. Nos hará falta para lo que nos viene; sin duda será muy GORDO.
¡Nos leemos!